En 1935 Saturnino Cabezón y su esposa Ángela Caballero, inmigrantes españoles, empezaron a fabricar y vender corbatas tejidas, un producto muy de moda en la época. En 1938, apostaron por crecer. Invirtieron en maquinarias y empezaron a producir rodilleras y tobilleras.
Así nació PROCER. Y desde esos primeros años se fue construyendo una marca en constante crecimiento, con la innovación del proceso productivo como visión transversal.

Saturnino Cabezón supo anticiparse a las actividades de promoción y publicidad de hoy. PROCER acompañaba a los deportistas del momento, como al atleta y campeón olímpico 1954 Delfor Cabrera y el arquero Amadeo Carrizo. La copa PROCER reconocía al campeón de fútbol de 1ra división, en una premiación a la que asistían periodistas y deportistas.

De la mano de su fundador se gestó en PROCER una cultura organizacional que permanece hasta hoy. En aquellos años fundacionales se establecieron las bases que permitirían mantener a PROCER vigente en el mercado deportivo.